Modelismo naval: construcción del modelo Copa del América “Loteta”. Parte XII

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Ya veía con optimismo el, para mí, inminente final de la construcción del “Loteta” cuando, antes de pegar la cubierta al casco, decidí comprobar la estanqueidad de la caja de la orza y el de la limera del timón; para ello, puse a flote el barco al que cargué para que el nivel de agua en el interior de la caja alcanzara la mayor altura posible. Mi sorpresa fue mayúscula al detectar agua en las zonas señaladas con flechas en las Fig. 1 y 2.

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Fig. 1

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Fig. 2

Descritas así, las fugas me parecieron sorprendentes, sí, pero irrelevantes que, sin embargo, me iban a llevar por la calle de la amargura durante casi dos meses, sumando las múltiples aplicaciones de pegamento y los tiempos necesarios para sus curados, pero sobre todo por mi creencia, dada su apariencia, de que tales fugas se producían por los sitios señalados antes, y no por donde realmente eran, o sea, las zonas marcadas con líneas amarillas (y sus opuestas) en la Fig. 3. Llegado a esta conclusión, decidí hacer la prueba de fugas poniendo el barco con la quilla hacia arriba y rellenando después con agua la caja de la orza, como se puede ver en la Fig. 4. Esta prueba puso de manifiesto mis sospechas, pero para tener una mayor seguridad decidí substituir el agua por otro líquido que me proporcionara una mejor visión de los puntos de fuga, y el elegido fue leche, que puso de manifiesto fugas, no solamente producidas en los sitios que antes he señalado, sino también por las zonas señaladas en azul de la Fig. 5.

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Fig. 3

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Fig. 4

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Fig. 5

Para dar una idea más precisa del problema, en la Fig. 6 están trazados la caja de orza (en negro), su corte de arriba abajo (en azul) y el horizontal (en rojo); también están señalados los lugares en los que el pegamento mantiene unidas a las cinco piezas de que se compone la caja de orza; unidas, sí, pero no estancas, pues mi inexperiencia en el manejo del pegamento Crestomer me hizo pensar que tres-cuatro milímetros de espesor (es el que tienen las placas de la caja) era suficientes para ello. ¡Error! craso error, en consecuencia tomé la decisión de rodear la caja con otras láminas pegadas, tal como se ve en las Fig. 7 y 8; aun habiendo mejorado, su efecto tampoco tuvo el resultado exigible, probablemente debido a que una de las láminas, por aquello de los duendecillos malignos, se deslizó hacia abajo durante el proceso de solidificación del Crestomer, lo que me obligó a hacer una nueva caja de orza.

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Fig. 6

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Fig. 7

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Fig. 8

La limera me causo menos problemas, bastó con recubrir con pegamento los agujeros señalados con flechas de la Fig. 2.

Bastante desalentado, de nuevo, inicié la construcción de otra caja de orza – ni en mis peores sueños, lo había imaginado – siguiendo criterios similares a los explicados  para la Fig. 7, como se ve en la Fig. 9.

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Fig. 9

Completamente desconfiado tras el mal resultado obtenido en la primera caja, dejé solidificar el pegamento durante tres días, tras lo que la sometí a una prueba de fugas con agua y, cada vez que la manipulé, fuera por razones de acabado o cualquier otra, la volví a someter a la misma prueba, una de las cuales se muestra en la Fig. 10.

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Fig. 10

Convencido de la ausencia de fugas, adapté la caja a la altura que corresponde a la distancia entre el fondo y la cubierta del “Loteta”, tras lo que achaflané sus bordes para su pegado, como se ve en la Fig. 11.

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Fig. 11

Hecho lo anterior, eliminé del barco la caja vieja, para lo que me valí de la sierra circular de la Fig. 12, aunque su eliminación total la hice con la lijadora de cinta; el resultado de estas operaciones es visible en la Fig. 13.

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Fig. 12

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Fig. 13

El pegado de la caja de orza al fondo del barco lo hice en dos etapas, pues es fundamental pegarla con la cubierta y la orza colocadas en su sitio (aquella sin pegar al casco) y ambas piezas unidas con el tornillo de la orza; pero debido a esto, el acceso a través de la escotilla del barco al contorno de pegado es bastante limitado, por lo que la operación completa la realicé en una segunda operación, pero sin la cubierta puesta. En la Fig. 14, es visible la primera etapa de esta operación de pegado.

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Fig. 14

Finalizado este proceso de pegado, procedí a hacer la prueba de fugas de la caja de orza siguiendo el mismo método descrito para la Fig. 4; el resultado fue perfecto, cierto es que no pude evitar el temor a un nuevo fracaso durante las dos horas que consideré debía durar la prueba. La Fig. 15, muestra la caja de orza tras la finalización de esta prueba (el tornillo y junta de goma son para taponar el agujero por el que pasará el tornillo de orza).

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Fig. 15

Hoy, día 8-9-2016, hice las primeras pruebas de agua del “Loteta”, para comprobar su asiento y, sobre todo, su estabilidad de rumbo con el timón a la vía. Como en otras ocasiones y para quien no conozca estos conceptos, explicare que el asiento de un barco: es la diferencia entre sus calados de popa y proa (A y B, medidos verticalmente) y, cuando por diseño, el fondo del barco es paralelo a su flotación (línea de color azul), su asiento es 0; es el caso de la Fig. 16, en la que A = B.

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Fig. 16

En el caso de la Fig. 17, A1 > B1, lo que da lugar a un  asiento positivo, o dicho de otra manera, el barco estaría apopado; el caso de A1 < B1, daría lugar a un siento negativo o barco aproado.

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Fig. 17

Hecha esta aclaración, diré ahora que el “Loteta” con sus servos instalados, las baterías a proa del servo de velas y el timón instalado (sin pegar aún la cubierta al casco), flotaba ligeramente apopado como puede apreciarse en la Fig. 18, dato ya deducido por cálculo.

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Fig. 18

La estabilidad de rumbo es la propiedad de un barco para mantener el rumbo recto si su timón está a la vía. En la Fig. 19, el barco así configurado debería mantener hasta su detención la ruta R para tener una buena estabilidad de ruta; pero si siguiera la R1 o la R2, su estabilidad de ruta disminuiría en la misma medida que disminuyeran sus radios de curvatura. Con gran satisfacción pude comprobar que el “Loteta” con su timón a la vía, seguía la ruta R, lo que confirmaba qué mis alineaciones a ojo, de timón, orza y bulbo, están bastante logradas.

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Fig. 19

Así pues, con enorme satisfacción, prosiguiré el proyecto.

 

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